Y se me pianta un lagrimón.
Frente a una postal añeja desde España. Sujetar una foto sepia y recorrer con el índice los rostros familiares que no conocí.
Un domingo tan lleno de sol que en el recuerdo se vuelve una luz. Dos viejos en la vereda, quietos en sus sillas de patas de metál, respaldando en un plástico marrón.
Encontrarme en la casa de mis abuelos un recuerdito pasado de moda brutalmente arrancado de contexto.
Escuchar un tango en el tocadisco. Acostarme en el piso y de tanto en tanto observar como la púa se hunde en los surcos del disco reproduciendo Pampero, y tarareando la melodia entregarme a sus versos: Grito de la llanura que reclama / su fiera y orgullosa soledad /sos viento de una estirpe que proclama/ la altivez de su ruda libertad.
y nuevamente me emociono, y me aferró de manera infantil, a ese insulso decir: "todo tiempo pasado fue mejor". Pero es que, el alma nostálgica no renuncia nunca frente al futuro. Y mira siempre hacia atrás. Ancla mar adentro, en la profundidad del calado infinito. En la soledad de capitán de barco, rumbo a los antiguos mares. Y prefiere desde allí ver a lo lejos las luces de un faro, los destellos de la modernidad. Sujeto a la proa en el vaivén mareado. moviendose entre la niebla de la noche oscura. En el cielo abierto de negro cerrar los ojos.
Abrirlos, para tocar tierra. Y me reencuentro. la habitacion de la casa de Floresta. Balbuceando otro tango, triste y feliz acurrucarme a un cacho de Buenos Aires que Cadícamo me arrima...En esa pasividad de solos, encontrar comodidad, detenerme y quedarme amarrada al recuerdo
Foto: archivo familiar(galicia)
0 comentarios:
Publicar un comentario