AMORES DE DOMINGO



Se levanto como a las diez de la mañana, aprovechando hasta donde pudo el sueño. Revolcándose y enredándose en las sábanas, que a esta altura ya se habían desenganchado del colchón por el insiste tironeo. El gato maullaba, detrás de la puerta. Pedía atención, comida y calor. Mientras la claridad se adueñaba de la habitación y hacia inminente la llegada del mediodia, salió de la cama y empezó el día. El pequeño animalito seguía sus pasos y se auto-mimaba contra sus piernas. Acompañaba jugando entre los pies hasta la heladera y se quedaba a la espera de su ración de leche. “Fiiiiiiiiiii”, se escuchaba desde la cocina: La pava gritaba y chiflaba que la corran del fuego. La taza de café humeaba, la porcelana se empañaba, y pelaba de caliente. Pero lo corto con leche fría para evitar las rajaduras.
Su vida transcurría.....si, pasaba. El domingo como para todos, era el día para hacer “lo que se le plazca”, luego de la tan cargada semana y el sábado agitado lleno de amigos. Como era habitual, ojeo una revista mientras terminaba el café, pero nada llamaba mucho su atención. Pasaban las hojas y nada miraba. Luego dio unas vueltas (un poco en circulo …) por los ambientes y se sentó al piano. Y como para ir deshaciendo las lagañas jugó un poco con sus repertorios. Cuando se canso, puso música, y mientras ordenaba la ropa acumulada en la silla y lavaba los platos de la noche anterior, tarareaba las canciones del cd que se había comprado el otro día en la Av. Corrientes. Ya con todo un poco mas ordenado, se fue a cambiar. Y mientras sonaba la canción favorita del cd, se puso a hacer la cama. Con las manos ocupadas sosteniendo el colchón en al aire, tratando de meter las sábanas en el extremo de los pies, sonó el teléfono. Sonó varias veces, no iba a soltar el colchón y desperdiciar lo hecho hasta ese momento. Se tomo su tiempo y luego corrió, llevándose puesta la mesita ratona del living… llego como en el quinto o sexto “ring”. Atendió… la respiración estaba algo agitada por el pique olímpico que había hecho para llegar a atender. Extendió un brazo y bajó el volumen de la música que estaba a mil. Y pudo escuchar… era esa voz. Claramente se alegro muchísimo, tanto que casi ni sentía el dolor en el dedito chiquito luego de haberse “comido” la mesa (si esa mesa de porquería, que hace mucho quiere correr, porque sabe que esta mal ubicada, ahí en el medio del paso...) En fin nada importaba…¡se iban a encontrar!.
Rápidamente el día cambió su curso, eran las 13.30 horas y ya se estaba bañando para salir. Qué hacía a esa hora en la ducha, se preguntaba jaajaj…claro no era necesario ni prender la luz, la claridad entraba por la claraboya. Qué linda sensación, con ese frío en la calle, poder estar en la ducha con el agua hirviendo. Se canto unos temas en la ducha…un poco mas melosos que de costumbre e inconcientemente ligados a este romance que trabajaba en su mente. Salió a la calle, pucha! Que hacía frío. Camino dos cuadras hasta la parada. El día estaba perfectamente encaminado. Mientras esperaba el colectivo con una mano dentro del bolsillo jugaba con las monedas, soltar una agarrar otra. Hasta que se emocionó cuando en el otro bolsillo encontró el paquete de puchos que no recordaba tener. Mientras pasaban los pocos autos que había, y pasó un colectivo de la otra línea, que compartía parada con el que esperaba, pensaba en sus ojitos y la expresión tan linda que tiene cuando se sonríe.
- Holaa,… noventa. Le dijo al colectivero, que se aguantó la intriga de saber hasta donde viajaba. Y por ser domingo quizá a voluntad, dejó pasar la ocasión de cobrarle un peso por la distancia recorrida. Miró el boleto; las dos y diecinueve decía en negrita. Se dirigió tambaleando hasta el fondo del colectivo, estaba casi vacío, se sentó ahí atrás junto a la ventana, donde la fila de cinco asientos esta mas elevada, allí el calor de los motores se siente en las piernas, y de hecho, si el chofer pega una frenada, te vas volando (bueno eso lo dicen mucho las viejas, que les encanta criticar la brusquedad de los conductores.) Abrió la ventana y el viento frio congelo sus pensamientos . Se sentía feliz. Soñaba el deseo correspondido de su compañía. La grata presencia se este ser, en su propia carne (… mmm sospecho que toda nuestra alegría, hasta la más efímera se funde en quién nos acompaña en el recorrido). Mientras sus ojos observaban la ciudad por medio de una ventana un poco sucia de hollín, pensaba en los instantes ya compartidos que guardaban en su haber. Hace mucho que se querían; sólo que las contingencias a veces pueden más que una fuerte causa. (En fin ironías de la vida). Miró la hora, eran las dos y cincuenta y dos. A esta altura del trayecto no quedaba nadie arriba… Ya se tenía que bajar.
Otro cigarrillo acompaño la caminata. La respiración agitada…, quizá era el frío o quizá alguna otra extraña sensación de esas en las que es mejor no abundar en explicaciones. Seguían en su mente las imágenes y recuerdos. Se filtraban retazos del futuro, que el inconciente tejía sin consentimiento. (Es que la fé nos gana!, Aunque no queramos alimentar la esperanza, ella siempre esta, para hacernos imaginar lo imposible). Había caminado ya dos cuadras, allí a metros estaba la bocacalle. De repente una ráfaga de viento, que venía bailando por la transversal desde el sur, sorprendió su cara. Las manos escondidas en los bolsillos a la altura del abdomen presionaban con fuerza. Los hombros altos como intentando esconder el cuello. Y el rostro de frente encarando el tiempo… A la vuelta de la esquina había alguien empezando a dejar su huella. Historias ajenas que quiza mañana sean una.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

holaaaa
que linda historia, tan sencilla...
dos cosas son las que me encantaron; la simpleza con que esta narrada, muy fresca como desprejuiciada. Y lo mejor es que esta por pasar de todo.. y no pasa nada! justo en el momento se termina la historia, parece una pelicula europea; te deja con ganas de mas y a la vez no defrauda lo que paso.
De paso, aguanten los domingos! (hasta las 18.30 que se deprime el mundo)

Besoo

Colo from Mercedes

Anónimo dijo...

jajajaja tal cual! viste a mi me encantan los domingos y mas cunado uno los descontractura...pero cla, a las 6.30 de la tarde ya es un bajonasoooo.
grax por los comentarios!!
besoo

Damsy dijo...

Me gusto mucho el "fiiiiiiiiii", me gusto también "Toda nuestra alegría... se funde en quien nos acompaña en el recorrido..."
También "imaginar lo imposible", pero cambiaría "Historias ajenas que quizá mañana sean una" por "Historia que seguro el jueves..." Jajaja, beso.
(no comento mas hasta después)